La enfermedad oncológica, por su incidencia y prevalencia, por sus características de gravedad, por las consecuencias de sus tratamientos y por su ominoso significado cultural, que a pesar de los avances de la ciencia y la tecnología aún hoy se mantiene, puede ser conceptualizada como un acontecimiento traumático que impacta en la vida de aquellos que la padecen y de quienes le rodean, generando intentos de elaboración que se traducirán en conductas ajustadas o desajustadas a la situación.
Esta enfermedad ciertamente genera inseguridad, ansiedad, tristeza y muchas veces determina en los pacientes comportamientos que correspondieron a etapas ya superadas en su vida, pero todo eso depende del tipo de afección, de su gravedad, de la personalidad del paciente, de la reacción ante la enfermedad, del criterio de sí mismo, de la apreciación que tenga de la intensidad de sus conflictos no resueltos y de su entorno, modulado además por factores sociales y culturales.
Debido a la importancia de la repercusión emocional de esta enfermedad tan prevalente y de incidencia creciente alrededor del mundo, poco a poco se ha desarrollado en la interface psicología-psiquiatría-oncología, una especialidad: la psicooncología, que se dedica al estudio y la investigación de los aspectos psicosociales de las personas enfermas de cáncer y de las intervenciones psiquiátricas y psicológicas orientadas, particularmente, a mejorar la calidad de vida de dichos pacientes y de su entorno familiar. La asistencia psicooncológica a pacientes con cáncer y a sus familiares está indicada en los distintos momentos de la evolución de la enfermedad. Cada una de las fases de ésta se caracteriza por unos estresores específicos y las estrategias a utilizar pueden variar. Los objetivos de la intervención, según las distintas etapas, son generales y será necesario dar un abordaje personalizado en cada caso, teniendo en cuenta la situación personal y el tipo de cáncer que padezca el paciente.
En función de los desafíos con los que se puede encontrar el paciente, la tarea del psicooncólogo consiste en aplicar una intervención individualizada centrada en prevenir o solucionar las dificultades que vaya encontrando el enfermo a lo largo de la enfermedad.
1 Programas de prevención, psicoeducación y formación, con el objetivo de fomentar hábitos de vida saludables. Como el programa para dejar de fumar.
2 Consejo psicológico y orientación sobre estrategias para superar problemas de información y dudas.
3 Intervención.
4 Identificación y tratamiento de las alteraciones emocionales que desarrollan sus familiares
5 Apoyo asistencial y tratamiento psicológico a pacientes y familiares y/o cuidadores principales del paciente.
- Control del miedo y la ansiedad ante los diferentes tratamientos
- Afrontar emociones negativas
- Planificación de actividades de placer y dominio
- Técnicas específicas de control de efectos colaterales
- Habilidades de comunicación y de interacción social
6 Intervención en procesos de duelo en caso de fallecimiento del enfermo y prevención del duelo patológico.
7 Identificación de los factores emocionales, conductuales y sociales saludables del paciente y familiares de éste. Validación, refuerzo y potenciación de los mismos.
Objetivo Principal
- Lograr que, tras realizar un correcto plan de intervención de enfermería a nivel bio-psico-social, se consiga una mejoría en la calidad de vida del paciente portador de ileostomía.
Objetivo secundario
- Conseguir un nivel de conocimientos adecuado que le permita, junto a profesionales e instituciones de referencia, una adaptación a su vida con la mayor autonomía posible en la resolución de problemas.
- Obtener un autocontrol de la ansiedad a través de técnicas de relajación, permitiéndole un afrontamiento de problemas más adaptativo y racional.
- Mejorar la aceptación a su nueva imagen corporal a través de un incremento de la autoestima, reconociendo aspectos positivos de sí mismo y demostrando habilidades y conductas asertivas en sus relaciones.